En esta vorágine, cada vez más creciente, de ciberdelincuentes hay algunos delitos dignos de destacar como: el fraude informático, amenazas y coacciones, falsificación informática, acceso e interceptación ilícita, contra el honor, delitos sexuales, Interferencia en los datos y el sistema, contra la propiedad industrial/intelectual y delitos contra la salud pública. Cabe señalar que en 2017 fue el fraude informático con 60.511 ciberataques el que destacó por encima de otros delitos seguido de las amenazas y coacciones con 11.270 ciberataques. Lucía Caro, experta en nuevas tecnologías de Gaona Abogados BMyV Alianzay coordinadora del TIC´S DESK de BMyV Alianza,recomienda denunciar cada uno de ellos y acudir a un abogado experto en nuevas tecnologías que pueda prestar el mejor asesoramiento para casos tan especiales.
“A medida que aumentan el uso de la red y sus ventajas, también nos encontramos con desventajas como el aumento de nuevas formas de ciberdelinquir. Y es que las nuevas tecnologías han facilitado que la información viaje de forma instantánea. Es por ese motivo que España ratificó en octubre el 2010 el convenio sobre cibercriminalidad o Convenio de Budapest, el primer tratado internacional al que se han adherido 64 países y que busca hacer frente a los delitos producidos en Internet y la cooperación entre estados. Este número continúa aumentando ya que, recientemente, han sido invitados a suscribir el mismo cinco países más”, afirma Lucía Caro experta en nuevas tecnologías de Gaona Abogados BMyV Alianzay coordinadora del TIC´S DESK de BMyV Alianza,
¿Cuáles son algunos de los delitos informáticos del siglo XXI más utilizados por ciberdelincuentes?
“La falta de medidas y diferentes jurisdicciones crean vacíos legales y es que, en muchas ocasiones, la tecnología va por delante de la legislación y se busca la protección una vez ocurrido el incidente. Hay que informar a la sociedad sobre la legislación vigente en materia de ciberdelitos, fomentar la realización de denuncias formales ante los organismos competentes y la prevención”, finaliza Lucía Caro.