El consumo se mantiene, por el momento, estable, sin embargo, algunos indicadores de confianza comienzan a mostrar signos de debilidad. Si las incertidumbres políticas persisten, no vemos ninguna razón para esperar que esos indicadores se inviertan, por lo que podríamos prever una disminución del consumo en los próximos meses o trimestres. Si eso sucede, los riesgos de recesión económica se harán realidad.
Los bancos centrales ya han adoptado una postura muy acomodaticia, pero en ese escenario les resultará muy difícil no volver a recortar los tipos de interés (o incluso relanzar un nuevo programa QE en EE.UU.), especialmente teniendo en cuenta el bajísimo riesgo de inflación.
En cuanto a las oportunidades de inversión en el mercado de bonos soberanos, pensamos que, si bien el BCE podría volver a recortar los tipos de interés, es poco probable que caigan mucho más. De hecho, vemos más razones para que la parte más larga de la curva (20-30 años) funcione decentemente. Actualmente las curvas son bastante pronunciadas y si la situación empeora, creemos que los inversores institucionales alargarán la duración de su cartera, algo que ya ha comenzado. Por el contrario, la situación es diferente en EE.UU., con curvas que ya son planas o incluso invertidas. La Reserva Federal tiene aún cierta capacidad para recortar los tipos de nuevo, por lo que allí favoreceríamos la parte corta de la curva (2-5 años).