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¿Todos los países tienen los mismos tipos de impuestos?

¿Todos los países tienen los mismos tipos de impuestos?
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domingo 13 de marzo de 2022, 08:44h
Los tributos son cargas impositivas que imponen los gobiernos a sus ciudadanos y empresas para financiar el gasto público. Existen diferentes cargas fiscales, que se aplican dependiendo del tipo de transacción y esto depende de políticas comerciales, económicas o nacionales. id:81829
Los impuestos son tributos que pagan empresas o ciudadanos al Estado. Cada país cuenta con una política propia de recaudación, que varía dependiendo de varios factores. No hay un estándar definido sobre el tipo de contribuciones que solicitan, incluso hay varios países donde no se cobran impuestos.

Lo habitual es que los ingresos cobrados por Hacienda se reviertan en obras para el bienestar colectivo, no obstante, muchos de estos tributos pueden considerarse excesivos en algunos países, lo cual los vuelve controvertidos.

Existen diferentes tipos de impuestos: los hay sobre la renta (ISLR), al valor añadido (IVA), sobre la propiedad, sobre bienes y servicios, entre muchos otros.

Diferentes tributos en América Latina

Los nombres de las contribuciones varían en cada país. Por ejemplo, en Perú en lugar de IVA tienen IGV (Impuesto General a las Ventas), que se aplica al adquirir bienes muebles o con el pago de servicios. La tasa impositiva es del 16%, a lo cual se añade un 2% por Impuesto de Promoción Municipal (IPM), lo cual eleva hasta un 18% el importe a pagar por cada transacción.

El IGV debe ser pagado por todos los residentes de Perú (naturales o jurídicos) al efectuar compras de bienes muebles e inmuebles. Vía online se puede encontrar una calculadora que permite determinar el importe que corresponde pagar como impuesto por cada adquisición.

Por otra parte, además del IGV, los peruanos deben estar al día con el Impuesto de la renta (IR) y otros tributos municipales. Este impuesto es similar al IVA que se aplica en la mayoría de los países de América. Se comenzó a cobrar en la década de los años 60 en Colombia y Brasil, y en la actualidad cubre casi todos los países.

De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el 27,7% del Producto Interno Bruto (PIB) del continente americano depende de los aportes tributarios.

También, la Cepal indica que Cuba está en la cabeza como el país de esta región que más impuestos paga, con un 42,3%, seguido por Barbados y Brasil con un 33,1%. Mientras que los que menos pagan son: Paraguay (14%), Panamá (13,2%) y Guatemala (12,1%).

La base de datos VATLive señala que Hungría es el país con la tasa más alta de impuestos (27%), seguido por Dinamarca, Noruega, Suecia y Croacia, que tienen una imposición del 25%.

Pero no todos pagan impuestos, ya que existen 21 países que no pagan Impuestos Sobre la Renta, entre los que están: Bahréin, Bermudas o Las Islas Vírgenes Británicas.

Estos países, donde los tributos son bajos o inexistentes, generalmente tienen que ver con la recepción de altos ingresos por venta de productos como el petróleo o el gas natural e, incluso, el turismo, por lo cual no necesitan cobrar impuestos. También ocurre en Estados como Nevada, en EE. UU., donde no se paga ISRL estatal, debido a que Las Vegas genera suficientes recursos como para cubrir el gasto público.

Para qué se pagan impuestos

Una de las principales razones para la aplicación de impuestos tiene que ver con el soporte de los gastos públicos. Se emplean generalmente para costear el funcionamiento de los servicios públicos, la construcción de infraestructuras y el funcionamiento de programas sociales.

Los tributos no son una invención de la era moderna, su origen se remonta entre los años 3000 y 2800 a. C., en el antiguo Egipto, donde se aplicó el primer sistema de cobro de impuestos. En la antigua Grecia también recaudaban tributos, no obstante, se trataban de medidas circunstanciales para cubrir algunos gastos.

Por su parte, el Imperio Romano también instaló un sistema fiscal que obligaba a sus súbditos a pagar impuestos al Estado. Al principio era el 1%, pero cuando debían afrontar situaciones bélicas, el mismo se elevaba hasta el 3%.

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