Los líderes de las principales naciones industriales se reunieron en la cumbre del G7 organizada por el Reino Unido. Si bien la vacunación contra COVID y la recuperación económica ocuparon un lugar central en la cumbre, también se prestó atención significativa a las distintas iniciativas para luchar contra el cambio climático. id:73041
Estas son algunas de las medidas que acordaron y apoyaron los líderes del G7: i) Compromiso de aumentar sus contribuciones internacionales; ii) Apoyo al movimiento hacia la presentación de informes climáticos obligatorios, basados en el marco del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima (TCFD); iii) Concentrar esfuerzos en aumentar la eficiencia energética, acelerar el despliegue de energía renovable y de cero emisiones y reducir el consumo derrochador, descarbonizar en gran medida sistemas de energía domésticos durante los próximos años y iv) Eliminación paulatina del apoyo gubernamental a la industria de combustibles fósiles con alto contenido de carbono, con excepciones limitadas a las compañías que presenten un ambicioso plan neutralidad climática. El G7 también trató el trabajo forzoso en las cadenas de suministro, con el compromiso de trabajar colectivamente, a nivel nacional y con instituciones multilaterales para proteger a las personas del trabajo forzoso. Estados Unidos señaló específicamente que las principales cadenas de suministro que preocupan están en Xinjiang. Por otro lado, Boris Johnson anunció que Reino Unido donará 430 millones de libras (500 millones de euros) a países emergentes para contribuir a la escolarización en todo el mundo, especialmente de las niñas. Las niñas fueron las más afectadas, dado que la pandemia se sumó a los obstáculos que ya afrontaban antes, incluidos la pobreza, violencia de género y los matrimonios infantiles.
Por otro lado, tuvo lugar la primera cumbre de la OTAN en la era de Joe Biden, que ha servido para visibilizar el compromiso de la nueva Administración estadounidense con una Alianza cuya utilidad fue cuestionada por el anterior presidente. La organización apunta claramente como principal amenaza hacia Rusia, que aparece mencionada 61 veces en el comunicado final de la cumbre. Pero los 30 miembros de la OTAN subrayan también el “desafío sistémico” que supone China, que aparece mencionada 10 veces en el comunicado. Varios aliados han sufrido ciberataques en los últimos meses, desde el que afectó a las bases informáticas del sistema de salud en Irlanda al que paralizó un oleoducto en EE. UU. Aunque en principio los ataques son reivindicados por grupos de piratas informáticos a la caza de un rescate multimillonario, las autoridades occidentales sospechan que en ciertos casos puede tratarse de técnicas desestabilizadoras para la economía y la democracia orquestadas o toleradas por gobiernos autoritarios. En ciertas circunstancias uno de estos ataques podría ser equiparado a un ataque armado”. “Estamos preocupados por las políticas de coerción [de Pekín]” y recuerdan que “China está expandiendo rápidamente su arsenal nuclear” y mantiene “la opacidad sobre el desarrollo de su modernización militar”. Entre los aliados, sin embargo, hay numerosos matices sobre la relación con Pekín y varios de los países europeos, como Alemania o Francia, se resisten a embarcarse en una especie de guerra fría con el gigante asiático. Pero a pesar de las reticencias europeas, la Alianza endurece progresivamente su tono hacia China. La OTAN ya había identificado a ese país como uno de sus principales desafíos en la cumbre de diciembre de 2019, en gran parte por la presión de Trump. El presidente Biden ha redoblado esa presión. Pekín reclamó este martes a la OTAN que “deje de exagerar la teoría de la amenaza china”: “No deben usar nuestros legítimos intereses y derechos como excusas para manipular y crear enfrentamientos artificiales”, afirmó un portavoz de la Misión de China ante la Unión Europea.