Muchos países enfrentan una triple crisis: economías deterioradas por la pandemia, mayores niveles de deuda pública e impacto creciente del cambio climático. id:80681
El último informe de
Crédito y Caución analiza la triple crisis que enfrentarán algunos países en desarrollo en 2022: economías deterioradas por la pandemia, mayores niveles de deuda pública e impacto creciente del cambio climático. Según explica el informe de la aseguradora de crédito, “
instituciones como el FMI y el Banco Mundial están promoviendo una recuperación económica inclusiva verde” que contempla la posibilidad de apoyar a estos países mediante el canje de deuda por clima que permitiría a estos países utilizar los recursos liberados en medidas de adaptación o mitigación del impacto del cambio climático.
La vulnerabilidad de la deuda pública ha aumentado notablemente en los países en desarrollo durante la pandemia y en 2022 se verá presionada por el fin de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda, la moratoria temporal que el G20 ofreció a 73 países para afrontar los problemas de liquidez generados por el Covid-19. 46 aceptaron la paralización de los reembolsos de su deuda bilateral, lo que les proporcionó margen para apoyar sus economías. Sin embargo, a partir de 2022 tendrán que devolver los pagos suspendidos en un contexto de mayores niveles de deuda pública y previsible subida de tipos en Estados Unidos.
Para hacer frente a los riesgos crecientes de insolvencia y aliviar la deuda de los países más pobres, el FMI, el G20 y el Club de París crearon en noviembre de 2020 el denominado Marco Común en el que los países deudores, caso por caso, pueden acordar una reestructuración de su deuda pública con sus acreedores. Sin embargo, solo tres mercados - Chad, Etiopía y Zambia -han anunciado su interés en participar en este instrumento. Otros países son reacios debido a la complejidad de negociar unas condiciones en las que todos sus acreedores estén de acuerdo y a las posibles acciones adversas de calificación si abren la negociación.
Una opción para mejorar el funcionamiento del Marco Común y hacer frente al mismo tiempo a la crisis de la deuda y la crisis climática sería incluir la posibilidad del denominado canje de deuda por clima. El primero de estos acuerdos se firmó en 2016 entre las Seychelles y el Club de París: 21 millones de dólares de deuda se convirtieron en inversiones para la protección y adaptación de sus costas. Hasta ahora, canjes de deuda por clima han sido modestos, pero podrían ser uno de los instrumentos para apoyar a países como Fiyi o Maldivas, con altos niveles de deuda soberana que luchan por su existencia contra la subida del nivel del mar. Otros países vulnerables susceptibles de encajar en este tipo de acuerdos se encuentran en África, donde las cambiantes condiciones meteorológicas provocan sequías, variaciones en los patrones de lluvia e inundaciones que tienen un gran impacto en el sector agrícola. Desde el punto de vista del acreedor, estos canjes podrían ser una de las muchas fuentes de financiación climática incorporando consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en la reestructuración de la deuda soberana.