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Jan-Christoph Herbst, MainFirst Global Equities Fund.
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Jan-Christoph Herbst, MainFirst Global Equities Fund.

OPINIÓN: Por Jan-Christoph Herbst, gestor de los fondos MainFirst Global Equities Fund, MainFirst Global Equities Unconstrained Fund, MainFirst Megatrends Asia y el MainFirst Absolute Return Multi Asset

domingo 15 de mayo de 2022, 12:36h
Tras la guerra comercial entre China y EE.UU. y el estallido de la pandemia de la Covid-19, la guerra en Ucrania es el siguiente golpe a la globalización económica mundial. La interrupción de las cadenas de suministro y los cuellos de botella en los productos primarios pueden provocar un drástico aumento de los precios. id:83955

En sectores que dependen en gran medida de productos subcontratados, como la fabricación de vehículos, las líneas de producción pueden incluso llegar a paralizarse por completo en ocasiones. Los gobiernos y las empresas se ven obligados a reaccionar ante las nuevas circunstancias.

El año pasado, Estados Unidos anunció que apoyaría la producción nacional de semiconductores, con más de 52.000 millones de dólares. Los fabricantes de artículos deportivos, como Nike o Adidas, también necesitan ampliar su base de producción para reducir la dependencia de países como Vietnam o Indonesia, que se han visto especialmente afectados por los confinamientos regionales.

Muchas empresas alemanas también están sufriendo los efectos de la guerra en Ucrania. Thyssen Krupp, por ejemplo, necesita níquel para la producción de su acero inoxidable, gran parte del cual procede de Rusia. La creación de fuentes de suministro alternativas requiere tiempo, pero también implica precios más altos. La fiabilidad de las rutas de suministro y la mejora de la seguridad del abastecimiento están ahora en la agenda de muchos sectores.

El aumento de los costes de transporte, como consecuencia del incremento de los precios energéticos, supone un aumento de los precios, al igual que el aumento de los costes de almacenamiento y la reducción de la cuota de producción en los países con salarios bajos. En pocas palabras: esto no es otra cosa que una inversión de la globalización.

La consecuencia de esta evolución es la pérdida de eficiencia y, como resultado, el aumento de los precios al consumidor. Las empresas que no puedan repercutir estos precios más altos a sus clientes tendrán que cerrar el negocio a medio plazo. Las guerras suelen tener un efecto inflacionista. Promueven el proteccionismo y aumentan el gasto público mediante actualizaciones militares improductivas. Actualmente, Europa se dirige precisamente en esta dirección. El menor crecimiento debido a las pérdidas de eficiencia, junto con el aumento de los precios y el incremento del gasto militar, están conduciendo a una pérdida de prosperidad para la población europea.

Los tiempos del dinero fácil se han acabado

Incluso los inversores que se beneficiaron del éxito meteórico de las grandes empresas tecnológicas orientadas al consumo en la década de 2010 están entrando poco a poco en aguas menos profundas. Empresas como Google, Apple, Facebook, PayPal o Alibaba suelen representar grandes participaciones en las carteras privadas. Sin embargo, las características de estos típicos valores del Nasdaq han cambiado radicalmente en los últimos años.

Ahora son responsables de una gran proporción de las ganancias de los índices bursátiles mundiales. Sin embargo, la probabilidad de que continúen su trayectoria de crecimiento de los últimos años es cada vez más dudosa. Ahora está claro que estas plataformas se ven obstaculizadas por su propio tamaño. O dicho de otro modo: han alcanzado una dimensión que hace que la utilidad marginal sea menor mientras los costes siguen aumentando. Por lo tanto, estamos hablando de economías de escala negativas, porque la corporación es cada vez más importante que el producto real.

Tanto la UE como el gobierno de Biden están ahora de acuerdo en que los problemas de monopolio y antimonopolio ya no se refieren únicamente a las pérdidas financieras de los consumidores. Más bien se trata del abuso, a veces insidioso, de los datos y los derechos personales. En China, por ejemplo, la intención de proteger a los consumidores y frenar la adicción a los videojuegos está dando lugar a medidas regulatorias muy drásticas e inmediatas. Para las plataformas tecnológicas de todo el mundo, el marco normativo cada vez más estricto está debilitando el efecto plataforma en el que se basa la elevada rentabilidad actual.

El número de empleados en los departamentos de cumplimiento, así como los directivos que están ocupados teniendo que defender a sus empresas contra la regulación gubernamental, inhiben el poder innovador de las empresas que una vez aseguró su ascenso.

Desde el punto de vista del inversor, la cuestión clave en los próximos años será si el crecimiento restante puede compensar con creces el descenso de los niveles de valoración de estas empresas. Sin embargo, a pesar de la importante disminución del ritmo de crecimiento, hay que tener en cuenta que el aumento de la reglamentación eleva las barreras de entrada para la posible competencia y, naturalmente, protege la continuidad de los modelos de negocio.

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