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La transformación digital para directores financieros y sus departamentos

OPINIÓN: Por Mark Schwartz, Enterprise Strategist, Amazon Web Services

jueves 28 de marzo de 2019, 12:46h
Hoy en día, la transformación digital representa ciertos desafíos para el personal financiero de las compañías o, cuando menos, cambios de gran calado. id:43644
Y, a pesar de ello, los equipos financieros de las empresas desempeñan un papel clave, tanto en el proceso de transformación digital, como en la empresa digital resultante. Las empresas se ven en la situación de decidir en qué recursos digitales e informáticos deben invertir; cómo financiar y monitorizar estos recursos; cómo presupuestar y controlar sus gastos digitales; cómo gestionar los riesgos y qué medidas de control imponer... lo cual es especialmente importante en el caso de las empresas que deban cumplir estrictas normativas. Lo más habitual es que la responsabilidad de estas decisiones recaiga sobre el director financiero de la empresa y su equipo.

Algunas de estas consideraciones están directamente relacionadas con la importancia de la nube en todo proceso de transformación digital. Así, por ejemplo, el coste de los servicios en la nube es variable y suele ir en función de los recursos utilizados. ¿Cómo puede predecir el equipo financiero cuáles serán los costes y cómo puede controlarlos? Alguno de los costes que venían siendo de capital se convertirán en costes operativos. ¿Qué impacto tiene ello en la valoración de mercado y en el valor para los accionistas?

Y este tipo de consideraciones van mucho más allá de la nube y su impacto económico. ¿Cómo pueden las empresas digitales responder a las preguntas de los auditores y garantizar el establecimiento de los controles necesarios en un entorno en el que los procesos técnicos se automatizan y cambian a gran velocidad? ¿Cómo se supervisan proyectos informáticos que son cada vez más ágiles y cómo se puede dejar atrás el paradigma tradicional, centrado en pliegos de requisitos y planes fijos?

Este tipo de preguntas surgen con sorprendente frecuencia en mi trabajo, tanto en mis reuniones con clientes como con otros profesionales que voy conociendo. En algunos casos, me transmiten ideas erróneas, mal entendidas o mal planteadas. Es por eso que quería profundizar en algunos de estos aspectos y proponer nuevas formas de planteárnoslos que espero sean de ayuda para directores financieros, personal directivo y profesionales de la contabilidad y las finanzas en general.

Comencemos dando un rápido repaso al propio concepto, tan manido a estas alturas, de la "transformación digital". ¿En qué consiste y por qué es tan importante? A muchos niveles, la transformación digital representa la confluencia de una serie de nuevos imperativos para la empresa y de un nuevo espectro de tecnologías y procesos, que surgen para hacerlos posibles. La confluencia de estos dos factores no es pura coincidencia: estas nuevas tecnologías permiten a las empresas revolucionar sus mercados, lo que a su vez impone a todas las empresas la necesidad de ser más ágiles y adquirir las tecnologías que sean necesarias para hacerlo posible. Todo ello, en una dinámica cíclica que no hace sino acelerar constantemente.

Los principales imperativos de negocio para la empresa contemporánea son: ser ágil, ser flexible y ser innovadora. Incluso las empresas más tradicionales, estables y consolidadas (y por ello, con frecuencia, las más lentas en sus reacciones) se ven acuciadas por estas necesidades. Las start-ups están revolucionando todo tipo de mercados precisamente porque cuentan con estos atributos. Sin embargo, hasta las empresas más tradicionales están comenzando a acortar distancias y a aumentar su competitividad. Al mismo tiempo, las empresas recurren con cada vez mayor frecuencia a la tecnología para comunicarse con sus clientes y, por ello, deben satisfacer sus expectativas para sus servicios digitales, que invariablemente irán ganando en exigencia.

Afortunadamente, estos imperativos se ven cubiertos por las nuevas tecnologías y por nuevas filosofías que han surgido para gestionarlas. A principios de la década del año 2000, las técnicas de desarrollo Agile comenzaron a ganar popularidad en el mundo del desarrollo de software. Con el transcurrir de los años, estas han evolucionado, dando como fruto las filosofías "Lean" y "DevOps", que permiten mitigar riesgos y reducir el tiempo necesario para implementar soluciones de software o para experimentar con nuevas funcionalidades. La nube ha hecho posible provisionar infraestructuras prácticamente al instante, permitiendo a las empresas variar de escala en función de sus necesidades y, lo que es aún más importante, desmovilizar los recursos cuando estos ya no son necesarios. La nube también ha permitido a las empresas obtener rápidamente servicios de alto nivel que, de cualquier otro modo, requerirían años para organizarse. Servicios como la inteligencia artificial, el análisis de datos y el Internet de las Cosas, por poner algunos ejemplos.

En definitiva, vuestras compañías tienen que ser capaces de moverse rápida y ágilmente, y hay avances tecnológicos que lo hacen posible. Sin embargo, deberéis tener presente que vuestros competidores cuentan con los mismos recursos y que el vencedor será aquel que mejor sepa aprovecharlos.

En un entorno como este, los directores financieros pueden sentir una gran presión por asumir riesgos y hacer posibles estas transformaciones, incluso cuando no se sienten en posición de hacerlo. Pese a ello, vengo a traeros buenas noticias. Estas nuevas filosofías presentan otra ventaja: permiten a los directores financieros alcanzar prácticamente todos sus objetivos. De hecho, la nube y la filosofía DevOps ayudan a las empresas a establecer controles y mecanismos de gobernanza y a documentarlos exhaustivamente de cara a posibles auditorías. También permiten reducir costes, controlar mejor las inversiones en materia informática y ayudar a la empresa a obtener amplios beneficios a partir de sus recursos. Y lo que tal vez sea más importante, esta transformación contribuye enormemente a reducir los riesgos para la empresa, incluso si conlleva el riesgo aparente de adentrarse en algo nuevo y desconocido.

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