Expertos advierten de los obstáculos de socialización o adaptación horaria, pero apuntan a la mejor conciliación y satisfacción del personal. id:77820
La pandemia multiplicó por tres el porcentaje de personas que teletrabajaban, que pasó del 4,8 % al 16,2 %, según datos del Ministerio de Asuntos Económicos. Muchos empleados cambiaron la oficina en su ciudad o comarca por su domicilio, pero, tras la experiencia del confinamiento, algunos se plantean ahora hacerlo para una empresa de otro país y mantener su casa como lugar de trabajo, o al revés. Un estudio muestra que
un 55 % de los españoles estarían dispuestos a ser contratados por compañías extranjeras y elegirían, preferentemente, alguna de Reino Unido, Alemania o Estados Unidos.
En el sector tecnológico es donde menos sorprende esta opción, ya que muchos empleados ya vivían en un país y trabajaban en otro. "Ahora se está convirtiendo en una opción más común, pero ya se daba antes", ratifica César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación y director del máster universitario de Desarrollo de Sitios y Aplicaciones Web de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que moderó la mesa redonda "Vivir en un país, trabajar en otro. Así es trabajar en remoto" del día 9 de noviembre. Los motivos para aceptar un empleo de este tipo, remarca el investigador de psicología del trabajo de la UOC Enrique Baleriola, son "siempre personales" y advierte de que para lograr "motivación y cohesión", tanto la empresa como el trabajador, al estar alejados físicamente, deben mantener una comunicación "sincera y transparente".
Empresas tecnológicas, las más abiertas al teletrabajo
Durante los momentos más duros de la pandemia de coronavirus, fueron las empresas relacionadas con la informática, el desarrollo web o el software las que optaron más por el teletrabajo, según una encuesta a un centenar de empresas. Este es el sector que también acaparó, después del encierro, el mayor número de ofertas de trabajo que incluían la palabra teletrabajo, según los datos de un informe sobre trabajo remoto en Europa, que destaca que la cantidad de puestos vacantes con dicha condición se disparó un 126 % entre mayo de 2020 y abril de 2021. "En la pandemia hemos visto que muchos sectores, normalmente ligados a la economía del conocimiento, han teletrabajado de manera intensiva y que esto no ha tenido, en global, efectos negativos sobre su negocio", señala Córcoles, que concluye que es por esto por lo que ahora los trabajadores están comenzando un "éxodo" hacia empresas que mantienen este tipo de condiciones laborales. El docente de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación afirma que en el sector de la tecnología han aumentado este tipo de propuestas, pero añade que cada vez más "es una opción viable y atractiva para otros sectores". Es por ello por lo que han proliferado páginas web específicas, detalla, como JobFluent o GitHub.
La conciliación de la vida laboral y familiar es uno de los motivos que más alegan las personas que optan por el trabajo en remoto. Ya lo hacían antes de la pandemia, tal como muestran los datos del Instituto Nacional de Estadística, que apuntan que las parejas con hijos son quienes más trabajan desde casa. "La conciliación no se garantiza simplemente por el hecho de que el personal pueda trabajar en otro país", alerta el investigador en psicología del trabajo, que aconseja que la situación personal del trabajador, pero también las condiciones del contrato o la perspectiva a medio o largo plazo, sean cuestiones que se tengan en cuenta "continuamente" en la relación laboral.
¿Qué dice la ley?
Baleriola menciona la normativa como cuestión básica que hay que tener en cuenta a la hora de aceptar un trabajo en remoto. El experto en derecho laboral y profesor de la UOC Miguel Arenas expone que una empresa tiene "obligación de registrarse como tal en España" para ofrecer el empleo al trabajador, aunque no tenga una sede física. De esta manera, tras dar de alta a la persona, esta gozaría de los mismos derechos y obligaciones que si trabajara en una compañía española. Según el abogado, se trata de una tendencia en aumento a causa de la "globalización" y también por la pandemia, y advierte de que también hay casos de "uberización del sistema de relación laboral", cuando el empleado tiene la exigencia de darse de alta como autónomo.
En cuanto al bienestar del personal, el experto en psicología apunta a las "dificultades de socialización" o el "riesgo de aislamiento, desmotivación o falta de identificación con la empresa" como algunas de las barreras que podría encontrarse. En el lado positivo también están, señala el profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación, "que la empresa pague más que las locales, el interés por una cultura, buscar mejor calidad de vida u opciones que se ajusten mejor a nuestras expectativas". Una de las exigencias fundamentales será, recuerda, saber inglés, pero también tranquiliza a los que quieran aspirar a vivir en un país y trabajar en otro: "No debe preocuparnos nuestro acento, solo expresarnos con claridad".
El investigador recomienda que "al inicio" de la relación contractual se establezcan las posibilidades de sincronizar el trabajo entre el empleado que vive fuera y el resto de la empresa. "Debe existir un equilibrio entre la flexibilidad del teletrabajo y las necesidades de coordinación y los horarios de la empresa", apunta. Debe crearse, dice, una "franja horaria de disponibilidad", que en muchos casos será marcada por la diferencia de huso entre países. Además de buscar un espacio horario para temas laborales, Baleriola también apuesta por componer "espacios en línea informales" para hablar de otras cuestiones y así "lograr conectar con los compañeros y compañeras". Si el trabajador está "motivado" y hay "cohesión" en el equipo, añade el experto, "será beneficioso para ambas partes: la empresa construirá una marca cosmopolita e internacional y el trabajador aumentará su compromiso y su productividad".