El consumidor medio nacional no dispone de una educación financiera suficiente para ver los problemas que puede ocasionar un uso abusivo de este tipo de servicio. id:78637
Comprar los regalos de Navidad, acudir a las fiestas con los compañeros de trabajo, llenar la cesta de la compra para la cena de Nochebuena... Sin duda, en
estas fechas el gasto de las familias se dispara. Según el estudio
Tendencias de consumo en Navidad, elaborado por Kantar para la plataforma global de comercio electrónico eBay,
los españoles prevén gastar una media de 258 euros en regalos de Navidad, un 7 % más en comparación con el gasto del año pasado (240 euros). Con estos datos, es normal que muchos trabajadores
esperen ansiosos la llegada de la famosa paga extra de Navidad.
Sin embargo, nada tiene que ver la utilización de este aguinaldo en la actualidad con la de su origen, allá en la posguerra española. En aquella España asolada tras la Guerra Civil, la dictadura otorgó por decreto el abono de una semana de sueldo para que los trabajadores pudieran celebrar la Navidad en una época de pobreza. La iniciativa se institucionalizó en 1945. Una vez que la economía española iniciaba su lenta recuperación, las leyes laborales del franquismo consolidaron las pagas extras dentro de la remuneración. Fue entonces cuando esta gratificación extraordinaria y, por tanto, fuera del sueldo base mensual del empleado formó parte del Estatuto de los Trabajadores (Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre). En concreto, el artículo número 31 del Estatuto de los Trabajadores explica sobre la paga extra que "el trabajador tiene derecho a dos gratificaciones extraordinarias al año, una de ellas con ocasión de las fiestas de Navidad y la otra en el mes que se fije por convenio colectivo o por acuerdo entre el empresario y los representantes legales de los trabajadores. Igualmente se fijará por convenio colectivo la cuantía de tales gratificaciones".
Según Josep Maria Català, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), para la mayoría de las familias este honorario no representa una forma de ahorro, ya que coincide con un periodo en el que los gastos son muy elevados y hay una gran concentración de compras. "Precisamente la proximidad de las fiestas y el cobro de la paga extra son una mala combinación para pensar en un ahorro temporal. Asociada a este hecho tenemos la continua publicidad de productos para la época navideña, que nos incita como consumidores a gastar dinero en productos nuevos, renovar los que ya tenemos o darnos un capricho para estas fechas. Las campañas publicitarias están realizadas para que esta posibilidad de ahorro se desvanezca o no se tome en cuenta, aun cuando muchas familias necesitan ahorrar para evitar tener que ir pagando durante todo el año créditos por compras más o menos importantes", explica el experto en marketing.
En paralelo, están surgiendo nuevas formas de financiación que incentivan aún más el consumo. La opción del "Compre ahora y pague después" o "Buy now, pay later" (BNPL) está teniendo una especial aceptación por gran parte de la comunidad de consumidores, empezando por Estados Unidos, donde surgió, y ahora está expandiéndose con fuerza en España y otros países de Europa. Según un estudio encargado por PayPal, en España el 71% de las personas usuarias del servicio BNLP afirman que aplazar los pagos mediante el comercio electrónico les ayuda a gestionar su presupuesto, mientras que el 70% de los usuarios mileniales y de la generación Z que utilizan este sistema coinciden en que les ayuda a dividir el coste y comprar mejores productos.
Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC e investigadora del grupo DigiBiz (Digital Business Research Group), afirma que actualmente los pagos aplazados representan en nuestro país un 3%. Asegura que esta tendencia irá en aumento. "Estamos ante un aumento del IPC, hay un incremento también de la presión fiscal, vamos a pagar más en seguridad social… Esto significa que la renta disponible de las familias va a ser menor. Si hay menos dinero para gastar y hay el mismo ritmo de consumo, es lógico que el consumidor utilice estas opciones de financiación", explica.
En esta línea, el profesor Josep Maria Català advierte que el BNPL es un concepto novedoso para los consumidores de nuestro país y que puede provocar una falsa sensación de pagar menos por el producto a corto plazo, porque lo adquieren de forma rápida, pero lo pagan de forma lenta. "El problema para el consumidor es que el coste final mensual puede ir aumentando si el comprador financia varias compras con este sistema, compras que no son elevadas si se adquieren de forma única, pero que sí pueden presentar un incremento de los costes no fijos mensuales. Además, el BNPL está pensado para compras de importes no muy elevados, lo que ayuda a que el consumidor incremente este tipo de cuotas mensuales sin tener muy en cuenta los posibles problemas a medio y largo plazo en sus finanzas", apunta.
Por esta misma razón, Ruiz-Dotras aconseja estar muy pendientes del coste que genera utilizar este método de pago. Puntualiza que, si la financiación que nos dan es a un 0% de interés y sin comisiones, entonces no tiene un coste extra, pero avisa de que en ocasiones para acceder a este método de pago algunas empresas obligan a comprar más cantidad de la que realmente necesitamos o nos ponen un límite mínimo de gasto superior al que habíamos pensado. En su opinión, cada vez más las empresas financieras utilizan trucos de marketing para atraer al consumidor y que piense que la financiación es gratis.
Ambos expertos coinciden en que es necesario que haya una mejor educación financiera y una legislación menos laxa para mostrar de forma más clara al consumidor que no es recomendable anteponer el consumo frente a la capacidad financiera familiar o personal. La capacidad de ahorro del consumidor español se ha visto mermada en los últimos años por las consecuencias de una crisis económica, una pandemia y, en el último año, una inflación elevada y unos costes energéticos que impactan en todos los bolsillos. Estos problemas reales pueden llegar a ofuscar las posibles ventajas que tiene este producto, de modo que pasaría a ser un servicio que puede llegarse a usar sin más necesidad que la de adquirir un producto por placer, con los posibles problemas que ello pueda causar con el tiempo.