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Impacto del Covid-19 en el empleo en España

Impacto del Covid-19 en el empleo en España
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Resumen semanal macroeconómico y de mercados financieros, Economía de Singular Bank

lunes 30 de marzo de 2020, 09:54h
La expansión de la crisis sanitaria del Covid-19 en España y el decreto del estado de alarma, el pasado 14 de marzo, para contener su propagación han paralizado la actividad socioeconómica diaria de los hogares y de las empresas. id:56900

Como resultado, un gran número de comercios, empresas y fábricas se han visto obligados a reducir o suspender su actividad, desencadenando un elevado volumen de solicitudes de Expedientes de Regulación Temporales de Empleo (ERTEs). El impacto final sobre el empleo dependerá tanto de la duración de las medidas de contención como de la capacidad financiera y del tamaño de las empresas para afrontar la actual situación. En concreto, el 99% del tejido empresarial español está formado por empresas de menos de 50 trabajadores, que a su vez concentran un 50% del empleo. Adicionalmente, entre los principales países de Europa, España se sitúa como la segunda economía con una mayor aportación al empleo de las microempresas (menos de 10 trabajadores), superando en 11 pp la media de la UE (30%).

En este contexto, la menor capacidad de las micro y pequeñas empresas para asumir la drástica reducción de sus ingresos y mantener a sus empleados las hace especialmente vulnerables ante el freno de la actividad.

Según Cepyme, el aumento de los ERTEs en los próximos meses podría afectar aproximadamente a 3.000.000 de trabajadores.

Adicionalmente, en un escenario de contracción de la demanda durante cuatro semanas se podrían destruir hasta 300.000 puestos de trabajo, un 45% de ellos en micro y pequeñas empresas (es decir, 140.000 empleos en empresas de menos de 50 trabajadores).

Por su parte, los sectores de actividad más afectados serán también aquellos en los que predominan las empresas de menor tamaño, como es el caso de la hostelería y el alojamiento, las agencias de viajes y la industria textil, entre otros.

Este escenario podría elevar la tasa de desempleo, uno de nuestros principales problemas socioeconómicos, por encima de un 15%, bajo el supuesto de que se mantiene constante la población activa. Actualmente, nuestra tasa de paro se sitúa en un 13,78% de la población activa, frente a sus niveles pre-crisis de en torno a un 8% en 2007.

No obstante, al impacto directo de la contención de la actividad por el confinamiento habría que sumar también otros efectos indirectos que podrían contraer aún más el empleo como son la fuerte desaceleración del crecimiento económico global, la reducción del comercio mundial y la evolución de las condiciones financieras, entre otros.

En este contexto, el Gobierno ha comenzado a poner en marcha las primeras medidas en el ámbito del empleo y de la Seguridad Social, dentro del plan de estímulos anunciado la semana pasada:

  • Primer tramo de avales de 20.000 millones de € para garantizar la liquidez de las empresas más afectadas por la crisis, de los cuales 10.000 millones de € irán destinados a nuevos préstamos para pequeñas y medianas empresas, y autónomos. Las garantías de estas líneas de liquidez se aplicarán de forma retroactiva desde que se decretó el estado de alarma.
  • Los autónomos y empresas con menos de 50 trabajadores quedarán exonerados de la obligación de cotizar a la Seguridad Social. En el caso de empresas de 50 o más trabajadores, ésta alcanzará hasta el 75% de la cotización a cargo de la empresa.

Turismo: Restricciones de movimientos a nivel global

Los desplazamientos de pasajeros internacionales están sufriendo fuertes restricciones desde que la Organización Mundial de la Salud declarara, el pasado 11 de marzo, el brote de coronavirus como pandemia global. Hasta el momento, en torno a 110 países han reaccionado adoptando medidas para detener la propagación del Covid-19, limitando la entrada de viajeros a través de controles sanitarios, cuarentenas, suspensiones de vuelos, y cierre de rutas aéreas, aeropuertos y fronteras terrestres. Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, más de 30 países han establecido barreras a la entrada de viajeros, y otros 80 prohíben viajar desde lugares considerados puntos críticos de esta crisis sanitaria.

La UE ha cerrado sus fronteras por primera vez en su historia, en una decisión coordinada que restringe los viajes no esenciales durante 30 días y, a su vez, prohibiendo la entrada de ciudadanos de terceros países salvo en circunstancias especiales.

Adicionalmente, un número significativo de Estados miembros han restablecido controles fronterizos nacionales, como en España o Alemania. Las limitaciones iniciales a las entradas por vía terrestre se han extendido también a las rutas aéreas y marítimas.

En este contexto, las restricciones globales a los desplazamientos de pasajeros y el miedo al contagio del coronavirus están afectando especialmente a la industria de las aerolíneas, ante la suspensión de rutas y el cierre de algunos aeropuertos. Las principales aerolíneas están afrontando una reducción de su actividad de en torno a un 85%, lo que está impactando negativamente sobre el empleo directo e indirecto del sector (reducción de horas, ERTEs y despidos). Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, el sector podría sufrir una pérdida de ingresos de hasta 252.000 millones de $ en 2020 (0,3% del PIB mundial).

A su vez, esta situación impacta negativamente en el sector turístico. En el caso de EEUU, Oxford Economics estima que sus ingresos se reducirán en media un 75% en marzo y abril, principalmente por las restricciones a la entrada de viajeros europeos y asiáticos. Si bien, el impacto final dependerá de la duración del brote de Covid-19, sus efectos negativos sobre la economía y, especialmente, el sector turismo y hostelería se extenderán previsiblemente durante todo el año, no sólo en EEUU sino también a nivel mundial.

Impacto económico y recuperación progresiva de la actividad en China

En 2020, el impacto de la crisis del Covid-19 a nivel nacional y global podría lastrar significativamente el crecimiento económico de China. En concreto, el promedio de las previsiones de 17 servicios de estudios proyecta un avance de su PIB de un 2,9% anual, su peor registro desde 1976, cuando se contrajo un 1,6% anual en un entorno marcado por su Revolución Cultural y la muerte de Mao Zedong (fundador de la República Popular China).

Las medidas de confinamiento y la paralización de la actividad económica han impactado significativamente en sectores clave como la industria, las ventas minoristas y la inversión empresarial, entre otros. La producción industrial retrocedió un 13,5% interanual en febrero, al mismo tiempo que las ventas minoristas disminuyeron un 20,5% interanual, frente al crecimiento promedio registrado por esta rama de actividad de un 9,6% anual desde 2015. Por su parte, la inversión en activos fijos se contrajo un 25,3% interanual, acentuando la desaceleración que mostraba desde el inicio de la guerra comercial con EEUU en marzo de 2018.

Hasta el momento, esta negativa evolución económica ha provocado dos importantes consecuencias socioeconómicas:

  • La pérdida de aproximadamente 5 millones de puestos de trabajo, repuntando su tasa de desempleo hasta un 6,2% de la población activa (5,2% en enero 2020).
  • El deterioro de su posición presupuestaria al contraerse la recaudación tanto de la Administración Central como de la Local en torno a un 10% interanual, su mayor retroceso desde la crisis de 2009.

Ante estas caídas históricas, unidas al impacto sobre su sector exterior de las medidas de confinamiento a nivel global (aproximadamente un 30% de la población mundial), se prevé una contracción de su PIB de un 6% interanual en el 1T de 2020, su mayor descenso histórico. Asimismo, se estima que su ritmo de crecimiento se estabilice en torno a un 3,5% interanual a partir del 3T, condicionado a la evolución de su demanda interna, a las medidas de estímulo del Gobierno chino y al grado de contracción del PIB mundial, que vendrá determinado por la duración de la crisis del Covid-19, entre otros factores.

Mientras los principales países avanzados y emergentes afrontan el freno de la actividad económica por la adopción progresiva de medidas de confinamiento de su población, según los datos oficiales la economía china ha recuperado paralelamente su nivel de producción en torno a un 85% en la última semana. Sin embargo, ha mostrado un patrón divergente entre sus sectores al alcanzar este porcentaje un 90% en el caso de la industria, frente al 60% del sector servicios.

Unos datos que contrastan con los que se desprenden de la encuesta de la Cámara de Comercio de EEUU (Amcham) en China, realizada a 117 compañías estadounidenses establecidas en la potencia asiática (entre 13-18 de marzo), en la que se afirma que:

  • Sólo un 20% de las empresas encuestadas han recuperado la normalidad, un 25% del total espera hacerlo a finales del mes de abril, y el 55% restante a finales del 3T de 2020.
  • Un 48% de ellas proyectan una reducción de sus ingresos si no se recupera la actividad antes de finales de abril, y un 60% considera que sus ventas podrían contraerse hasta un 50% si se prolonga más allá del 3T de 2020.

Indicadores adelantados: PMIs economías avanzadas

Los indicadores adelantados van confirmando progresivamente el impacto socioeconómico de la crisis del Covid-19 sobre las principales economías avanzadas, a medida que los Gobiernos han tomado las necesarias medidas de confinamiento de la población para frenar su expansión. Así, los índices PMI compuesto preliminares de IHS Markit de marzo, sitúan a EEUU, la Eurozona, Alemania, Francia, Reino Unido y Japón en contracción, principalmente por el deterioro de las perspectivas de sus sectores de servicios, que representan en promedio un 70% del PIB de las economías avanzadas.

En concreto, en la Eurozona el Índice PMI compuesto preliminar ha retrocedido significativamente hasta 31,4 puntos, 20,2 puntos inferior a febrero (51,6 puntos), constituyendo su menor registro histórico desde que comenzó a elaborarse este indicador, en julio de 1998. Similar evolución se ha producido en EEUU en el que su PMI compuesto preliminar descendió hasta 40,5 puntos en EEUU, 9,1 puntos inferior a su registro de febrero (49,6 puntos), ante el impacto de la crisis del Covid-19.

Estos indicadores constatan la paralización de la actividad socioeconómica y del comercio global, lo que anticipa el impacto no sólo sobre el crecimiento económico, sino también sobre el empleo. En concreto, ya se está observando repuntes históricos en las tasas de desempleo de las economías avanzadas:

  • En Noruega, las solicitudes de prestaciones de desempleo en las últimas dos semanas se han incrementado un 350%, su mayor aumento desde la II Guerra Mundial, situándose su tasa de paro en un 10,4% en febrero, frente al 3,8% a comienzos de año.
  • El Banco Nacional de Australia prevé que su tasa de paro podría elevarse hasta un 12% ante la mayor contracción de su actividad desde la II Guerra Mundial.
  • En EEUU, las previsiones indican que su tasa de paro podría aumentar en 2 pp en marzo, hasta un 5,5%, tras mantenerse en mínimos históricos desde 1969. Si se confirma esta estimación, representaría el mayor incremento en un mes tras la II Guerra Mundial.


Mercados financieros

Esta semana, los principales mercados financieros globales han revertido el comportamiento de la semana pasada, mostrando avances significativos a pesar de que continúa aumentando el número de casos por el Covid-19 y la ralentización de la actividad económica a nivel global, con un 30% de la población mundial sujeta a medidas de confinamiento. Los malos datos de los primeros indicadores adelantados de PMIs y de empleo de EEUU se han visto contrarrestados principalmente por los programas de estímulos monetarios y fiscales en las economías avanzadas. Entre ellos, los más relevantes han sido el programa de estímulos de 2 billones de $ aprobado por el Congreso de EEUU y el anuncio del BCE para eliminar las limitaciones a la compra de deuda soberana (anteriormente, un tercio de la deuda púbica de cada país de la Eurozona).

Hasta el jueves 26 de marzo, los principales avances se han registrado en las bolsas de la Eurozona (16%), Reino Unido (12,9%) y Japón (12,8%), por encima del MSCI World (10,7%) y del MSCI Emerging Markets (11,1%). En el caso de la Eurozona, los mayores repuntes se han producido en el CAC francés (17,8%) y el DAX alemán (16,1%). Por su parte, el IBEX 35 ha avanzado un 10,0%. En contraste, el S&P 500 ha mostrado un incremento más moderado, de un 9,2%.

En la renta fija, los anuncios de ampliación de los programas de compra (QE) tanto de la Fed como del BCE, aumentando todavía más el tono expansivo de la política monetaria, explican los significativos retrocesos de las TIRes de la deuda soberana, en contraste con la evolución que mostraron la semana pasada. En concreto, las mayores caídas se han registrado en la rentabilidad de los bonos a 10 años de Reino Unido (-33 pb), España (-31 pb) y EEUU (-30 pb). Así, la rentabilidad del bono a 10 años de EEUU ha retrocedido hasta 0,845%, y la de España hasta 0,569%. En el caso del bono alemán a 10 años, su TIR ha mostrado una caída más moderada (-17 pb), situándose en -0,361%.

En materias primas, el precio del petróleo Brent continúa su tendencia a la baja (-7,5% respecto a la semana pasada), ante la debilidad de la demanda y el aumento de la producción enmarcado en las tensiones entre Rusia y la OPEP. Desde comienzo de año, registra una caída acumulada del 59,8%, situándose en torno a 26$ por barril. Por otro lado, el precio de la onza de oro ha vuelto a revalorizarse hasta 1.631,3 $ (un 10,9% entre el 19 y el 26 de marzo).

Finalmente, el euro se ha apreciado un 3,2% frente al dólar hasta 1,1032 dólares por euro, principalmente por los estímulos monetarios de la Fed y la ralentización del crecimiento de EEUU ante el impacto de la crisis del Covid-19, entre otros factores.

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